Andrea Rodríguez

REVOLUCIÓN CIUDADANA 20.25

Siempre se produce cierto nerviosismo cuando uno se enfrenta a una situación nueva y más aún cuando el medio de comunicación o su contenido se aleja de nuestra disciplina o conocimiento. Y aunque como decía Carl Sagan “No hay preguntas estúpidas”, ese miedo al titubeo, a la falta de rigurosidad con la que uno puede formular preguntas o poner voz a alguna de las ideas que rondan nuestras cabezas me invadía en ese momento; momento en el que cada vez más y más jóvenes nos agolpábamos a las puertas del salón de actos en el cual iba a dar comienzo el campus. Ya decía uno de los físicos más célebres de la historia, Richard R. Feynman, sentimiento el cual por cierto comparto que:

«Estoy convencido de que cuando un científico examina problemas no científicos puede ser tan listo o tan tonto como cualquier prójimo, y de que cuando habla de un asunto no científico, puede sonar igual de ingenuo que cualquier persona no impuesta en la materia.»

Sin embargo, todas esas sensaciones que se manifestaban en una ligera, o no tan ligera ansiedad, quedaban prácticamente eclipsadas ante mi expectación por lo que estaba a punto de comenzar, ya que al igual que le ocurría a Alejandro Fernández, portavoz de Cs por el Ayuntamiento de Salamanca, yo también “estaba harta de estar harta”.

Asistir al campus suponía dejar de lado la pasividad ante esa situación de hastío, y compartir inquietudes y experiencias con otros jóvenes. Sobre nosotros quedó claro, si no nos había quedado claro con anterioridad o si bien tratábamos de eludirlo, que recaen responsabilidades tan importantes como El futuro del trabajo, El futuro de España y  El futuro de Europa.

El brainstorming y el compañerismo en las mesas de trabajo fue sin lugar a dudas una de las experiencias más enriquecedoras del campus. Un ejercicio en desuso en la educación española, el debate, la discusión de ideas, que si bien en un principio pueden ser contrapuestas, si el interés es común, en este caso el de resolver un problema que afecta a muchos y no sólo a unos pocos, deben acabar convergiendo. Y así sucedió, fuimos capaces de armonizar ideas en muy poco tiempo sin importar la procedencia y disciplina de cada uno, en aquel momento todos dialogábamos para encontrar una solución.

Lo que ahora espero es que el desafío de enfrentarse al cambio y afrontar el desafío del cambio de una nueva España para 2025 que comenzamos en el campus de invierno de Salamanca se transformase en un estilo de vida de todos los que somos conscientes de tal necesidad, de lo que yo he querido llamar, una Revolución Ciudadana 20.25 para la ciudadanía.

Y es que aunque parezca que no estamos pasando por el mejor momento como país, son esas situaciones de dificultad, de problemática, de escasez de recursos (económicos, sociales, educativos, medioambientales…), donde también aparecen las ideas más geniales, donde aumenta la creatividad. Y esto no es simple palabrería, en la historia de la humanidad siembre que ha habido carencias y conflictos (enfermedades, guerras, transporte, comunicaciones, conocimiento, carrera espacial…), el ser humano se ha visto en la necesidad de superar esas barreras, de reinventarse, y de ahí, surge la innovación. Así que a todos los Jóvenes Ciudadanos, sigámonos formando para ser conscientes de las carencias y necesidades humanas de nuestro país e innovemos, porque como decía Steve Jobs:

“La INNOVACIÓN es lo que distingue a un LIDER de los demás”

¡Hasta la próxima!

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